Cristian Aliaga

(Fotografía de Cristian Aliaga realizada por Sara F. Warnes)

 

Cristian Aliaga nace en Tres Cuervos, Buenos Aires, Argentina, en 1962. Reside en la Patagonia. Poeta, escritor y docente universitario. Dirige la editorial Espacio Hudson y el periódico El Extremo Sur, y coordina la revista Confines. Arte & Cultura. Obtuvo el premio “Raúl González Tuñón” del Centro Cultural de la Cooperación-FNA (2005) y el primer premio del Fondo Nacional de las Artes (2007), y recibió becas de la Fundación Antorchas y The Leverhulme Trust.

Publicó Estancia La Adivinación (Último Reino, 1998), La sombra de todo (Bajo la Luna, 2007), Música desconocida para viajes (Desde la Gente – IMFC, 2009), La causa clínica / The clinical cause (Manchester University Press, 2011), La caída hacia arriba (Hilos, 2013), La suciedad del color blanco (antología, Eloísa Cartonera, 2013), El rincón de pedir (Vox, 2015) y The foreign passion (traducciones de Ben Bollig, Infllux Press, 2016), entre otros libros. En disco compacto editó Un ring para dios (2009), junto al músico Titín Naves. Jorge Boccanera compiló su antología personal Estrellas en el vidrio (Colihue, 2002). Fue profesor visitante en Leeds University, y presentó en Oxford University su exposición Tus virtudes son tus defectos, con obras del artista visual Alejandro Mezzano. Compiló Herejía bermeja. Obra poética de J. C. Bustriazo Ortiz (2014), Mamihlapinatai. Poesía de mujeres mapuche, selknam y yámana (2010), Escribir en la muralla. Poesía política mapuche (2010) y Desorbitados. Poetas novísimos del sur de Argentina (2009). Está en prensa en México su antología 20 poetas argentinos del siglo XX.

 

Incluimos a continuación una muestra de la poesía de Cristian Aliaga:

 

¿Qué hace un hombre?

¿Qué hace un hombre en un día,
si sabe que al siguiente será torturado?
Si le anuncian un día de calma, de libertad para hoy,
con la previsión inalterable del dolor para mañana,
¿la mente lo alcanza?
¿O el cuerpo, como miembro separado o ave
descogotada, corre violentamente sin rumbo
hasta su nada, con fuerza sangrienta y centrífuga?
El plan de este día es infinito, y escaso.
El plan de un día es el de los desesperados.
Un día es la medida, la eternidad fingida.
La tortura, mañana, sin falta, universal.

(De La caída hacia arriba, 2013).

 

Los deseos irreprimibles

Cuando la mano ya inició
el movimiento
uno tiene la conciencia fugaz
del mal que está por cometer.
La ropa caerá,
el vino será derramado,
el corazón sangrará para siempre.

Pero uno no puede detener el movimiento.

(De El pasto azul, 1996).

 

Ojos de pupila brillante

La pura mirada de Ella ante el otoño de las islas, el mar furioso, la barca grisácea que la lleva entre ganado lanar, bolsas de mariscos, niños dormidos entre camiones. Millones de arrugas entrelazadas no tapan el brillo de esos ojos de pupila brillante, que las ráfagas no cierran, duros en mirar al verdugo y al más flagrante castigo. No ha de bajar en toda la travesía al refugio donde los viajeros se amontonan; afronta así la frágil existencia, el viento helado y los golpes de agua contra la cubierta. Mastica una papa con ají y bebe pisco que lleva en un frasquito, parece elevarse con el zarandeo como una imagen sagrada de los chilotes, su silencio posee una sonrisa para no creer en nada, en su memoria caben criminales venidos de ultramar y meros compatriotas de uniforme. Cede su única manta a un pequeño mapuche que puede ser su nieto o su enemigo. Hay que tener paciencia, para eso nos hizo dios, musita.

(Quellón, Chile).

(De Música desconocida para viajes, 2002; 2009).

 

La oveja

¿Levantar la cabeza?
¿Dónde cree que estamos, en la Patagonia?

Samuel Beckett

 

Atrapada por el cuello al alambre de púas, un mal movimiento la degollaría. La oveja desliza milímetros su cabeza hasta quedar inmóvil a la espera de una solución que escapa a sus propios movimientos. Su cabeza no piensa, ni esboza cursos de acción, apenas percibe el suave ardor de los alambres puntiagudos, mientras a unos metros del alambrado los vehículos atraviesan la soledad. Pasan sin verla, o ven apenas la imagen fugaz de una oveja que permanece muy cerca de la ruta, en una inmovilidad sólo rota por gestos imperceptibles. Atrapada por el cuello al alambre de púas, oye la secuencia creciente y luego decreciente de los motores, quieta se queda y algo semejante al placer percibe cuando logra la quietud absoluta. Empieza a dolerle cuando se adormece, y así se despierta, y vuelven a nublarse sus ojos azules hasta que regresa el dolor que para ella no tiene nombre. No puede estimar la duración de la noche ni aspira al azar de alguien que atine a separar su cabeza del alambre.

(De Música desconocida para viajes, 2002; 2009)

 

El sentimiento ácido

La angustia desesperada de la inteligencia,
ésa que invocamos, salmo que se repite
a espasmos irregulares dentro de un largo poema inacabable.
Turbio el sentimiento, tiene poder para emular
la angustia de la inteligencia que acecha sin aparecer.
El sentimiento es ácido, quema la víscera grande,
es adictivo aunque se pierde en la repetición
de un tren que pasa en otra vida.
Es ácido, casi no puede beberse sin arcadas,
inmaculado junto al matorral de flores muertas.

(De La sombra de todo, 2007).

 

Perro soñador,

genocida perdonado por su familia
encarcelado por breves lapsos, suelto para rezar,
demorado en morir a la espera de otra
extremaunción.
Papa, consumidor de hostias, presas fáciles,
retardado, genocida, amante de sus torturados, novio
de la muerte sin orgasmos, alucinado que pasea
por terrazas desde las que enferma sin morir.
Perro de sarna sueña con carne.

(De La sombra de todo, 2007).

 

Un ring para dios

Queremos un ring para dios pero dios se recuesta contra las cuerdas permanece quieto sin responder al árbitro nadie podría pegarle sin ser considerado maricón pero entonces no hay box ni riña teológica que lo saque de allí el ring es enorme a los ojos de los incrédulos se tiran golpes sobre dios la lona alberga a una multitud de caídos no hay triunfo sino presas del KO de dios la mirada de él está húmeda el protector inguinal es de cuero virgen esa mirada de él dramatiza que nohabrá golpes pero se posa sobre los caídos como al descuido generaciones de caídos no creemos en dios sino en sus golpes de KO su mirada húmeda su protector de cuero virgen.

(De La sombra de todo, 2007).

 

Inserto la moneda y sale sangre

Inserto la moneda y sale sangre.
Aprieto las teclas y sale sangre.
Abro los grifos y sale sangre.
Cierro los ojos y sale sangre.
Leo los clásicos y sale sangre.
No es la enfermedad: es algo universal
para exhibir bajo el sol del mundo.
Su color es indistinto entre los naturales de todos los continentes,
y su aparición a borbotones o de a gotas
da cuenta de la simetría
de los finales que vienen, inhumanos.

(De La caída hacia arriba, 2013).

 

El dolor es dios

El dolor es dios, pero no sabe bailar.
La pequeña que juega con su globo
y lo hace rebotar entre los tubos y monitores
es dios, aunque no sepa sobrevivir.
La moribunda de ojos almendra
tiene la mirada atravesada por la luz
que ya no puede mirar. Es dios en su ceguera iluminada.
El dolor es un dios equivocado.

(De La caída hacia arriba, 2013).

 

Resistencia

Los comunistas guardaban sueños, los comunistas, los comunistas.
Caetano Veloso

La izquierda no llega, no alcanza la izquierda, no ve el final la travestida. No ve nada, ni el final de la miseria ni su principio. La derecha come de todo, todo es derecha en este mundo, una mandíbula ciega que tritura, calma para tragarse las víctimas y cobrar por la eternidad la sumisión o voto desconcertado. Las almitas engañadas por la instrucción cívica de las democracias van aderezadas rumbo a esa dentadura de ónix. No podrás levantar muros ni alambradas en tan feroz estómago. Cuando la tiranía es un sangrado diario que opera por goteo y viene con el agua de las cloacas en envase certificado de residuos nucleares, la resistencia es susurro, oración pagana, una bomba de detonación que llega en viaje desde una guerra pasada, el recuerdo de Marx que cura todos los desvaríos pero nos deja en Siberia o en un estante de la biblioteca. El capital acumulado en sangre es legal, mortal, eterno en las manos de siempre. El Capital debe ser leído como un Sutra. Todo trabajo es forzado.

(Biblioteca Chetham, Manchester).

(De La pasión extranjera, 2016).

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