María Ramos

(Selfie de María Ramos)

María Ramos nació en Almería en 1983. En la actualidad reside entre las ciudades de Sevilla y Ginebra (Suiza). Ha traducido Tres mujeres, de Sylvia Plath (Nórdica Libros, 2013), Hola mediodía, de Dorothea Lasky (El gaviero, 2016) y Canciones de amor de Sara Teasdale (Harpo Libros, 2017). Ha escrito Siamesa (El gaviero, 2015), cuyos textos han sido traducidos al inglés, francés, portugués y gallego. En la actualidad escribe Barro, su segundo poemario, previsto para 2018.

 

 

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Incluimos a continuación varios poemas de Siamesa:

 

 

Eres la mujer
que camina

con una niña
sobre los hombros

la que erosiona sus manos
para ofrecer ternura

la que levanta la vista
y se enciende entre la hierba

 

pronto
a la que enseñaron pronto

que el pecado
tiene forma de manzana

forma de vagina

 

insurrecta
sacrifical

 

eres la mujer

 

que descubre las vocales
en la garganta de su hija

 

la que limpia la fruta

 

la que tiembla
lentamente

 

sobre el blanco infinito
de las horas

 

la que se desnuda con ella

 

la que se duerme con ella

 

la que se separa de su lado
y entonces respira.

 

Eres la mujer
indiferente

 

instinto
de supervivencia

frente a instinto
maternal

 

aquella que durante siglos

 

abandonó a su bebé
en manos de la nodriza

 

la que ahogó sin dudar
a su octava hija

 

la que dejó sobre el hielo
los cuerpos deformes.

 

Eres la mujer
mundana

 

la que brilló
socialmente

 

y dejó de amamantar

 

rechazando
pudorosa

el olor
dulce y ácido

el olor
de su leche

 

lejos

los hijos

lejos

las cabezas
rojizas

las cabezas
gritonas

tras abandonar
las caderas.

 

Eres la mujer

 

voluntariamente
estéril

eres la mujer
preciosa

la incroyable
la merveilleuse

 

la que buscó
durante años

los destellos del mundo

 

y se adentró en los salones

 

y soñó con encarnar
la libertad de los hombres.

 

Inferior.
Materia pasiva.

Aristóteles.

 

Procreadora.
Sumisa.

Rousseau.

 

Deficiente.
Masoquista.

Freud.

 

Eres la dulce mujer grávida

 

del siglo
diecinueve

 

escuchando por primera vez
las normas

 

del amor infinito
del amor maternal

 

absorbida por la rutina
recogida en el regazo
encerrada junto a las alfombras

 

eres la madre pelícano

 

picoteando su tórax
hasta sangrar

 

para resucitar a sus crías

 

una diosa de cuatro brazos

 

el caos imprescindible
desde el que ensancha la luz

 

la cavernosa
la celeste

 

la que no supo amar
y entonces localizó
la imperfección de su siglo.

 

Eres la mujer
histérica

 

el útero
se ha desplazado

hacia los límites
de la cabeza

 

eres el ángel
del hogar

 

aquella a la que lo doméstico
conduce

 

silenciosamente

 

hacia el suicidio

 

físico
simbólico

emocional
o ficticio

 

solo algo rosa
tan solo un mueble

 

la que entona las nanas

 

la cuestionada
en su capacidad

 

la que es consumida
por la exactitud del fuego.

 

Eres la mujer

 

alrededor de la cual

 

se extiende
la inmensa marea

 

de los comportamientos
válidos

 

de los comportamientos
punibles

 

la que controla la fiebre

 

la que besa las heridas

 

la que extiende sus rodillas
cansadas

 

hacia la noche

 

anegada por los milenios
impresa tu médula

 

el amor
deberá comenzar

en tu vientre

el amor
deberá tocar fin

en ti

 

eres la mujer

 

que se desdobla
y recuerda

 

la que contempla el reverso

 

la que traspasa el umbral

 

la que desea elevar
sobre la inercia

 

las preguntas adecuadas.

 

*

 

algo se ha generado

algo ha sido borrado
para siempre

(ya nada duele)

 

*

 

la realidad se extiende desde dentro

flagela la superficie con sus pétalos

una suposición

(ya nada duele)

 

*

 

esto es lo que he aprendido
de vosotros

la sed
la fiebre

la rigidez
del esperma

(ya nada duele)

 

*

 

el mundo que me ofrecen

es demasiado pequeño

(ya nada duele)

 

*

 

cada poema

una cicatriz

(ya nada duele)

 

*

 

El inmenso miedo sólo es inmenso a partir de tus cabezas, haciendo de ti su recorrido, de tu espíritu su canto. En algún lugar la criatura desea abandonar tu cuerpo para observarte. Generar, tras el dolor, silencio. No le abras los brazos. Cuando el fruto cae debe pudrirse antes de alimentar la tierra.

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