(Fotografía de Carlos González Espina)
Martín López-Vega (Poo de Llanes, Asturias, 1975) es autor de varios libros de poemas resumidos en la antología Retrovisor (2013) a la que siguió La eterna cualquiercosa (2014) y próximamente Gótico Cantábrico (La Bella Varsovia, 2017). Ha trabajado como periodista cultural, editor y librero, y en la actualidad estudia y enseña en la Universidad de Iowa.
Incluimos a continuación un poema inédito del libro Gótico Cantábrico que publicará proximamente La Bella Varsovia:
VENUS NO DESCUBIERTA
Nosotras somos el pasado oscuro del mundo,
nosotras realizamos el presente.
CARLA LONZI
Tu cuerpo y tu alma reposan bajo tierra
en una siria o una tracia cualquiera
inmunes a la fosa común de los museos.
Pese a que han hecho mella en ti
las corrientes de agua, el tiempo y sus topos,
te conservas bien. Si el azar
te devolviera a la luz daría con tu mármol
cyborg intacto. No estás hecha de barro:
¿por qué ibas entonces a volver al polvo?
Cuerpo y alma, sí. Otras de tu estirpe
llegaron a la superficie y a nosotros mutiladas
de forma estratégica: la cabeza perdida,
como toda mujer rebelada y reducida
al cuarto de la loca;
los brazos ausentes, por evitar
toda tentación fabril.
Pero todas con buenas tetas, y muchas
con ese gesto pudoroso que da tanto morbo.
Si tú volvieras a la luz
yo te veneraría con la fe del converso.
Salvando brazos y cabeza, salvaste tu alma.
Y si el campus veraniego de arqueología
diera con tu mármol le deslumbraría
la hermosura de esa alma que trasciende
a las manos que te esculpieron, a la modelo
y a los ojos de generaciones inmunes a su existencia.
Mirándonos a los ojos cancelarías para siempre
con un fogonazo la pútrida edad del fragmento.
Pero el mundo no te merece todavía,
y lo de la existencia del alma sigue sin estar claro.
Duerme y me conformaré con venerar tu sueño,
oh Venus no tullida de un tiempo venidero
Yo siempre he creído que, sin sentido del humor, las ruinas nos parecerían cascotes de reforma. Pero hay una forma de mirar las cosas que logra redimirlas al situarlas en ese espacio equidistante entre la ficción y la realidad. Buen poema, Martín. Yo no soy crítico, y suelo callarme ante lo que no me emociona, pero disfruto con aquello que yo mismo hubiera escrito si me hubiera llegado el don soplado del primer o tercer verso.
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Saludos cordiales.