El escritor Miguel Barrero entrevistó a Sergio Gaspar en El Cuaderno. Se trata de una entrevista de gran valor, que recomendamos. La lucidez de las preguntas y respuestas merecen una lectura atenta. Nos interesa conocer no sólo la historia de una editorial decisiva en la historia de la Literatura española durante casi veinte años, DVD Ediciones, sino una gran cantidad de información sobre el futuro de la edición, así como la importancia de Sergio Gaspar como poeta y narrador.
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Entresacamos algunas de las preguntas y respuestas:
A mediados de 2012, DVD Ediciones echaba el cierre después de 16 años de andadura. Ahora que ha transcurrido un lustro desde la despedida, ¿qué percepción tiene de la editorial? ¿Qué valoración hace de su historia?
El objetivo principal de DVD Ediciones: colaborar a construir nueva literatura española, que es lo más difícil, que es lo menos comercial, que sorprendentemente es lo menos valorado en nuestra comunidad literaria. Creo que ese objetivo se alcanzó. Por lo tanto, estoy satisfecho. (…)
DVD Ediciones se recuerda casi siempre como una editorial de poesía. No acostumbra a tenerse en cuenta que gracias a ella se dieron a conocer narradores que, de otro modo, quizá no hubiesen descollado nunca.
En el pequeño mercado de la poesía, podías hacerte un hueco con inteligencia y suerte. En el mercado de la narrativa, donde había más dinero e intereses de por medio, una pequeña editorial que apostase por autores casi desconocidos, en especial si eran españoles, lo tenía crudo. Te faltaba capacidad de promoción, te prestaban menos espacio en las librerías, no sobresalías en las secciones de cultura ni en los suplementos. Es injusto, pero es así. Y digo que es injusto porque, cuando repaso el catálogo de DVD Ediciones, no me cabe duda de que la editorial ha sido igual de importante en la publicación de poetas que de narradores. Algunos de los mejores libros de narrativa española de estos años han aparecido en DVD Ediciones. Esto no se ha reconocido, salvo por una minoría bien informada de la crítica y los autores. Y, con frecuencia, ni se ha llegado a conocer. Como he dicho antes, una pequeña editorial que edite narrativa se enfrenta a un techo de cristal muy difícil de romper. Sobre todo, si publica narrativa española. (…)
¿Apostar por autores españoles exige un compromiso que está más allá del criterio meramente empresarial?
La sociedad literaria de España, en la actualidad, no apoya apenas a la narrativa española que da sus primeros pasos o que no despide un cierto aroma a comercial. Y, sobre todo, apenas apoya a las pequeñas editoriales que publican esta narrativa de riesgo. Todos saben y asumen —editores, periodistas culturales, distribuidores, libreros— que publicar narradores españoles nuevos y de riesgo, salvo milagro laico, es perder el tiempo y el dinero. Cuando yo aún era editor, hablé una tarde con un librero de este país, un librero famoso y sabio, que me dio un consejo estupendo. Me dijo: «Haz lo mismo que otros pequeños editores con los que compites. Traduce y no publiques narradores españoles. No interesan».