Carolina Otero

(Fotografía de Mike Grau)
Carolina Otero (Valencia, 1977) es poeta, narradora y cantautora. Además, se dedica a la docencia de Lengua y literatura.

Licenciada en Filología Inglesa e Hispánica, inicia su escritura públicamente con el poemario Versos para un hombre de pero en pecho (premio “Sargantas de Poesía” 1997, Ayuntamiento de Chiva). Le siguen los libros Anunciado en televisión (premio “Ángel Urrutia de Poesía” 2011, Ayuntamiento de Lekunberri), 43 m2 (Editorial Olifante, 2013) y Balada del rímel corrido (Ediciones en Huida, 2015).

En narrativa, ha pertenecido al grupo literario valenciano Hotel Postmoderno, con quienes publicó las novelas colectivas Hotel Postmoderno (Ediciones Inéditor, 2008) y De la Habana un barco (Editorial Lengua de Trapo, 2010). Asimismo, participó con un relato en la antología Relatos Ilustrados de la revista Opticks Magazine (2012) y colaboró en el volumen de homenaje a los hermanos Bécquer, Los Borbones en pelota (Olifante, 2014).

Dirige la página de poesía manuscrita Tachaduras y codirige la colección de verso y prosa Flechas de Atalanta. También hace música.

No te hagas el muerto es su nuevo poemario, editado por Lupercalia Ediciones, en la colección de verso Leviathan.

 

Para visitar el blog de Carolina Otero Belmar, pinche aquí

 

A continuación incluimos varios poemas de su último libro, No te hagas el muerto:

 

 

1

DESASTRE Y PETRARCA

Trilce
César Vallejo

Alguien, clase media, perspectiva mass media,
se pregunta mirando hacia el desastre y a Petrarca
que cómo puede, mientras estallan niños
y ancianos de n nacionalidad
(la pérdida es libre de fronteras
en contra de lo que anhela el yihatrump),
que cómo puede
−brazos de niños, bazos de niños, uñas de niños
que igual visten una camiseta del equipo
de sus padres como la herencia de ONG,
camiseta con una mancha carmín:
oíd, todas las banderas del mundo deberían
avisarnos que llegar aquí era chapotear
en una piscina de hostal con cadáveres:
por ley, todas las banderas deberían
anunciar su franja rojo sámur y arteria,
y ancianos cuyo secreto se diluye
en el aguarrás del Alzheimer:
ojos de ancianos, despojos de ancianos, temblor
que ya nada, salvo esperar, plegados jerséis
en un mueble anoréxico de una sala amarilla con cuadros amateur, polillas−
importan a quién
esos viejos: PUAJ, les escupimos pues gastan nuestro dólar,
y esos niños, PUFFF, ya nacerán otros,
y sus madres, JA, violémoslas que son nuestras cajas precintadas,
y sus casas, BOOOM, a demolerlas, verás qué hermoso filme,
pero dale al botón tú, que yo prefiero mirar
mientras fluye seminal mi baba
en el champagne−;
que cómo puede
(ceño en paréntesis, mucho pero mucho pathos)
poner «amor» genuinamente, entre comas,
recrear a Laura de Naves o Avignon,
permitirse un furor amoristan alto, tan alto, tan
de partido de tenis de clase media y daikiri mass media,
estirando el meñique en la foto:

¡OMSITETAP!

 

2
ANTE TODO QUIERO DECIR

Talaron el arbusto que no supe nombrar
Fruela Fernández

Ante todo quiero decir
Sé que tengo las manos pequeñas,
proporcionalmente pequeñas a mi insignificancia.
Suenan las ondas gravitacionales,
colisionan agujeros negros
que no son el doble del Sol,
que no son el triple del Sol,
que son 40 veces el Sol
y tanta magnitud he de decir me encoge:
fruto seco,
suéter centrifugado en Nada.
Soy pequeña,
tengo una voz pequeña,
las amapolas que brotaron en mis rodillas
son pequeñas
y, aun así,
ante todo, quiero decir
Mis palabras no explican,
no son fórmula, algoritmo,
sólo nombran UNIVERSO,
pero dicen,
son sonido que hace mi cuerpo triste:

la caída que ejerzo
en mi pequeño

rincón huérfano

en este cuarto préstamo del Espacio.

 

3
MI CORAZÓN ES UNA PISCINA
FUERA DE TEMPORADA

Mi corazón es una piscina
fuera de temporada,
con hojitas avergonzadas que hacen el amor,
renacuajos en eclosión, caldo verde
y bacterias fermentando a sus anchas.
Nunca fue tan productiva la tristeza
como en esta balsa residual
bajo la lona.
Mi corazón, ajuar licuado de espacio-tiempo:
¡espera!, todavía no metas los pies,
que duele en la esquina

un poco.

4
COSAS IMAGINADAS

Últimamente imagino cosas irreparables, tristísimas,
como un unicornio abierto en canal, v e r t i d o
sobre la mesa del quirófano
y luego
muchos niños llorando
por la muerte del unicornio;
también imagino que mi columna vertebral
se retuerce doliente
y que las palabras
no me explican ya,
que se descoyuntan y
necesitarán corsé de hierro.
Tengo la misma explicación
que la tienen las patatas que no germinan.
Es decir,
que no importa el uso lingüístico
que haga de las cosas tristes e irreparables
que imagino.
Es que sucede.
Y es todo negro nutrido,
ayes y huellas al margen del análisis
y tu empírica mano que me aparta.

 

5
MITOLOGÍA

In memoriam Kluivert Roa

La punta del bolígrafo,
cola de ballena glacial
batiendo la hoja.

Los dedos en el teclado,
bailarinas de puntillas
danzando dolor.

Los estribillos en bucle
acompañantes
en esta extraña vida.
Penélopes de nosotros mismos,
a la espera de regresar.
Para explicar nuestra muerte,
decimos, por ejemplo,
que hemos bebido daño a raudales.
Para escribirnos y hacernos
por siempre mito.

 

6

SIN TÍTULO

Te arranco el rostro
con mi garra de algodón,
llevo el daño
como frágilmente puedo:
CUIDADO, FRÁGIL (una caja).

Te piro la víscera
con mi garra 100% cotton,
con el incendio
de dragón con fueguecito
de fósforo empapado
(te quejarás de la llama…).

Mi garra que hace GRRR,
tal cruje la sombra
de una hoja.

Mi garra, todo violencia
de juguete en miniatura
para niños de 3 a 5 años.

Mi garra afilada
en agua de borrajas,
en piedra de nubes,
en plegaria agnóstica

plegada.

Mi garra, hilo
que Ariadna sujetara con una mano mientras comía tierra a puñados
con la otra mano en la isla de Naxos por no gritar “¡TESEO!».

Mi garra de rebajas de agosto,
pusilánime garra en una jaula que no me aprendo
ni con mnemotecnia en la nevera
ni con puerto de palos.

 

7
EUROBLANQUITA APLASTADA POR MUY TERRIBLE SOMBRA

Las palabras del humorista son los hijos de su dolor
Sören Kierkegaard

Como una sombra obesa,
se me echó el tiempo encima,
apenas ayer
desembarqué, florecí, FUI
a la guerra de mí misma, FUEGO
era, caos de galaxia en formación,
apenas acabo
de llegar y ya contra el suelo
aplastada por las horas
que nadie detiene –nadie, nadie–,
ni tu bendito dios inexistente ni
un disc-jockey con el puño pueril
en el aire; ambas estatuas porque la noche,
y esta asfixia
que es mi pago y es mi hipérbole de euroblanquita
soñadora de páginas, que no pan/paz,
mi dulce lamentar de euroblanquita
que no necesita extender la mano
para la bala o la limosna, solamente
para recibir al tiempo
de las moscas (AY, pero al menos
ellas se reproducen y planean,
a ellas no las aplasta como a mí la sombra).
Qué poco han durado mis días,
qué poco han durado tus días,
euroblanquita,
euroblandita,
euromotita de polvo, humo, nada.

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