(Fotografía de Emilio Ruiz)
Ana Miralles está en un momento muy importante en su carrera como ilustradora. Sus dibujos y acuarelas son de una belleza incontestable, poderosa. No necesita palabras. Sus mujeres, plenas de erotismo, son también personas dueñas de sí mismas y de su mundo. Atraen con su poder hechicero todo lo que las rodea. El mundo de Ana Miralles no se detiene en lo individual. Domina igualmente paisajes, escenarios complejos, con cientos de personajes, ciudades exóticas o al alcance de la mano. Su maestría es total. No es un halago. Los lectores de sus cómics lo saben. Es un placer recorrer sus páginas de una perfección exquisita, con un colorido deslumbrante que recrea todas las calidades posibles.
Por eso reconocemos que el Premio a su recorrido profesional, que la AACE (Asociación de Autores de Cómics Españoles) le ha concedido, viene a corroborar la imparable carrera de Ana, que ha llegado -lo decimos en el título-, a la cresta de la ola. Como en algunos sueños, en algunas pinturas, ella se mantendrá allá arriba, para siempre.
Hace pocos días la Embajada española en Bruselas se hacía eco de un homenaje dedicado a Anita
La revista Créabulles dedica un espacio a Ana Miralles para comentar el homenaje que se le rindió en la Librería Multi BD el 14 y 15 de mayo, con una exposición, conferencias, y encuentros, dedicados al trabajo de Ana Miralles en la serie Djinn, organizado por la librería MultiBd y la editorial Dargaud. Un encuentro excepcional para alguien excepcional.
Bilbao 24horas (Noticias sin límite) ofrece una entrevista de @Infame&Co, que recomendamos encarecidamente. Incluimos aquí algunos fragmentos:
P.: Da la sensación de que la imaginería de la Turquía de principios de siglo, toda esa ornamentación y ese detallismo, le sienta bien a tu estilo de dibujo.
R.: Sin duda, es algo que tiene que ver con mi personalidad, disfruto con cuestiones que la mayoría encuentra tediosas, como construir el estampado de una tela o una celosía muy enrevesada. Es algo que me apasiona. Creo que Dufaux fue capaz de intuirlo más que yo misma. Por otro lado, me propuse trabajar todo por igual, sin importar mis preferencias personales, algo que me ha sometido a cierta presión porque en trece álbumes surge la oportunidad de que se muestre cualquier situación, desde el asalto a un tren a caballo hasta alguien que cambia la rueda a un coche. Finalmente, si lo he conseguido o no es algo que otros dirán, pero la realidad es que en estos momentos me siento capaz de abordar cualquier temática y escenario.
P.: Eres un caso inusual, una autora española que consiga una estabilidad tan grande en un mercado francés, publicando a lo largo de quince años la misma serie.
R.: Esas han sido las circunstancias y a mí misma me sorprende pero creo que supe aprovecharlas. Tampoco ha sido fácil pero no le doy más vueltas. He procurado desenvolverme en la serie del modo más elegante posible para que todos saliésemos beneficiados. Dufaux me decía cuando afrontamos el ciclo africano que hay que abandonar las zonas de confort y creo que es el momento de hacerlo. Djinn podía seguir apareciendo sin fecha de caducidad, pero te das cuenta de que las ideas ya no son tan frescas y ya no estás aportando nada nuevo. Nuestro trabajo es tan bonito que no merece la pena hacerlo sin motivaciones.
Probablemente no vuelva a tener un éxito como Djinn pero tengo que ser consecuente conmigo misma. Si puedo aportar algo que es importante para mí tengo que intentarlo, tengo que hacer algo de lo que me sienta orgullosa. Ha sido una decisión muy meditada y estoy muy tranquila.
R.: (…) Tengo sobre la mesa los 2 próximos números de Waluk que espero aparezcan en 2017, siempre en Astiberri.
Me gustaría hacer proyectos como Djinn o Muraqqa pero desde un planteamiento más personal. Ese mundo dedicado al dibujo realista, al orientalismo y al cuidado por la puesta en escena me pertenece también. Es un espacio que he creado y no lo voy a abandonar. Por lo tanto, no voy a cambiar totalmente de registro.
P.: Has colaborado en Enjambre y dado tu apoyo al colectivo de autoras para mostrar la diversidad de voces que hay intentando evitar las etiquetas. En Angouleme surgió la polémica el pasado año por la falta de autoras en los premios.
R.: Es una realidad que teníamos delante. Las mujeres estamos mostrando con mayor fuerza nuestro punto de vista, probablemente porque con Internet es más fácil llegar a todo el mundo y lo podemos compartir. Vivimos un momento muy especial. El colectivo de autoras de cómic es un síntoma de que las cosas están cambiando. Se sigue asesinando a las mujeres pero cada vez las protestas son más numerosas, cada vez hay una mayor conciencia en el conjunto de la sociedad.
Me hizo mucha ilusión que me propusieran hacer la introducción de Enjambre, que editó Norma. Fue un encargo muy bonito en el que unimos nuestras voces.