(Fotografía de Eva Ripoll)
Vicente Gallego (Valencia, 1963) ha publicado varios libros de poemas: La luz de otra manera (1988), Santa deriva (2002), Cantar de ciego (2005), Si temiérais morir (2008), Mundo dentro del claro (2013). Cuaderno de brotes, 2014; Saber de grillos, (Premio Emilio Alarcos, 2015); Ser el canto, (Premio Generación del 27, 2016).
Contra toda creencia y Vivir el cuerpo de la realidad forman parte de su reflexión sobre el verdadero alcance de nuestra naturaleza original.
Antonio Moreno es el autor de una Antología esencial de Vicente Gallego, que lleva por título Cantó un pájaro. Entresacamos dos fragmentos del acertado prólogo de Antonio Moreno:
[…]La trayectoria poética de Vicente Gallego se asemeja a un luciente vitral que con el paso del tiempo ha dejado de reclamar nuestra admiración hacia el espectáculo de sus dibujos y la policromía de sus esmaltes, para invitarnos luego a contemplar a través de los vidrios los fluyentes tornasoles del mundo, cuya luz transparenta. Porque ambas cualidades, el amor y la transparencia, constituyen la sustancia de ese hermoso vitral cuyo color es nada menos que el color de todas las cosas (10).
Diríase que la poesía ha sido para Vicente Gallego un camino decisivo en su transformación espiritual, para convertirse al cabo en la luminosa conciencia de un alma fascinada que se reconoce en el infinito espejo del universo (19).
Incluimos a continuación algunos poemas de Cantó un pájaro:
EL SUEÑO VERDADERO
En el cenit del día, silenciosa,
se desata la nube que miraba.
Todo vive muriendo,
y sin embargo
qué verdad este sueño
cristalino de agosto.
(De Santa deriva)
PIEDRA DEL DÍA
Esta piedra se quiere duradera,
se diría que estuvo
puesta ayer en el tiempo,
esperándome aquí,
para que pueda verla esta mañana.
Esta piedra, orgullosa de su peso en el mundo,
no me iba a creer si le dijese
que excavé en su contorno,
que la estoy proyectando
sobre el arcano lienzo del sentido.
Dime,
cuando mi luz se apague, qué sol ha de valerte,
en qué sueño, en qué palma
de quién vas a pesar,
piedra del día.
BAJO EL SOL DE FEBRERO
Quién hay que no se alegre
al tomar del almendro,
entre las yemas,
el pergamino rosa
que es su flor,
donde nada hay escrito.
(De Cantar de ciego)
HUMO DE PAJAS
Esta vida, tan nuestra, tan segura,
¿dónde está sucediendo?
¿En qué mundo podría, para siempre,
la flor que así se exhala, en un traspié,
caer de su sitial al negro ciego?
¿Dónde van los amantes?
¿Dónde el cuerpo que quiso y pudo tanto?
Con cuatro huesos juntos quiere el hombre
contarse entre lo sólido,
auparse y merecer, sacar ventaja
de todo y del amor.
¿Qué diré que poseo,
sino echar la ganancia en saco roto?
Ni la pena nos dura
del que ha visto volada, humo de pajas,
la montaña del padre.
Lo siguiente es lo nuestro.
Agua amarga sin sed, la delirante.
(De Si temierais morir)
CANTÓ UN PÁJARO
Mirando esta mañana la mañana
vi las flores del día,
también las nubes negras
deshaciéndose al sol.
¿Qué liviandad traspasa
las cosas que se ven, que se me dan
todas juntas y en una,
y me dejan tan pobre como era
cuando aún no sabía de las cosas?
Cantó un pájaro, oí
su decir claramente,
y en todo el universo solo había
certeza y gratitud.
La flor, la nube negra.
(De Mundo dentro del claro)
EL CLARO ESPEJO
Bruñida la mañana, el claro espejo. Ha refrescado octubre, es agua fresca. Sobre los matorrales verdes, tres pellizcos de sal: la mariposa blanca.
(De Cuaderno de brotes)
SABER DE GRILLOS
Qué bien se sabe el grillo
lo nuestro más diáfano:
él mismo se corrige
para romper la nota,
y que se haga de noche.
(De Saber de grillos)
CANTO XXV
Esta piedra de abismo
junto al nido del águila, en la aurora,
ha juntado la flor de tantos soles
que es ya piedra de luz, es puro espacio.
No hay otra solidez, sino dejarse
estar de falsedades y venirse
donde es agua la piedra, y horizonte
de líquida quietud en la mañana.
Ya sube la marea, se extravían
los pájaros cantando,
me he sentado en la piedra de los cielos.
Y es difícil pensar que se ha nacido,
como no sea en luz, en pájaro y en agua.
(De Ser el canto).